jueves, 16 de julio de 2009

:: Confesiones de otro loco por las compras, Pt. 1 ::


“Ir de compras es un deporte”. O, por lo menos, eso es lo que asevera un conocido mío. Homosexual (por supuesto). Pero, ayer en la tarde, en lo que veía Confessions of a Shopaholic, me di cuenta de algo.

Las compras no lo son todo. Y, anteponer este deporte ante cualquier cosa, no vale la pena. Sin olvidar, claro, que, en muchas ocasiones, los homosexuales nos adaptamos al concepto de ser una Rebecca Bloomwood –en versión masculina. Frívolos, delgados, estilizados y, sobre todo, consumistas. Uno de los nuevos pecados capitales, que nos ha traído la tan afamada globalización.

En lo que escribo esto, me pongo a pensar otro tipo de cosas. ¿Por qué compramos cosas que no necesitamos? Por ejemplo, después de ver la película, me puse a revisar mi closet, y volví a percatarme de algo. Tengo ropa que ni siquiera me he puesto, pero no medité si me la pondría, a la hora de comprármela.

Ese es otro de los errores, con permiso de algunos homosexuales, tendemos a realizar. Comprar por comprar. Por consiguiente, de ahora en adelante, aunque digan que las comedias románticas gringas sean una “basura mediática”, veamos más allá de lo evidente. Y no compremos solo por comprar.

P.d. Desde este momento, reacomodaré mi clóset. Lo prometo. Agradezco, con especial énfasis, a Rebecca Bloomwood, por esta reflexión.

0 comentarios: