sábado, 30 de enero de 2010

:: Guerra de Novias ::


Sí, la acabó de ver. Y eso que hace un año, que salió. La Universidad, la pareja, los amigos... todas esas cositas bonitas, que la vida nos da, impide, en ocasiones, que analicemos productos culturales interesantes de la industria cinematográfica. Yo sé, en base a los reviews, que Guerra de Novias (Bride Wars) le queda debiendo a la critica y, sobre todo, al publico, una excelente comedia romántica norteamericana.

No sé el por qué, pero, últimamente, los norteamericanos utilizan las bodas, como un recurso, para cargarlos de gags y comedia, por supuesto. La parafernalia de la novia neurótica (Bridezilla) cae en redundancia si nos ponemos a pensar en diversos títulos, relacionados con este evento maravilloso en sí. El padre de la novia, La boda de mi mejor amigo, 27 Bodas, entre otras, apuntan hacia el mismo camino: veamos la locura de la mujer ante la realización personal, que le impone la sociedad, catalogada como la consecución de la vida.


En este caso, en particular, el personaje de Candice Bergen (Marion St. Claire, para los vecinos), nos recuerda una frase, que se apega a dicho modelo de realización, ante las protagonistas del culebrón mencionado: "Hasta este momento, ustedes estaban muertas (¿en vida?)". ¿Qué implica, para esta comedia romántica, "estar muerta"? Muy fácil. Ser soltera, realizada, sin marido y, por supuesto, sin un anillo de compromiso, acompasado de un Vera Wang.

Por otro lado, la película me enseño que, entre más te involucres con una, mejor será tu papel en ella. Me resulta interesante el papel de Kate Hudson. Los guionistas, al percatarse que la susodicha es la productora ejecutiva, comienzan a hilvanar el personaje a su medida, aparte de darle todo lo mejor, en contraposición con Anne Hathaway. Para uno, que carece de argumentación, resulta importante destacar esta parte, en tanto la co-protagonista, en lugar de ejercer un contrapeso argumental, carece de fuerza, templanza y, sobre todo, hacerle mella a la egolatría de la primera.

Y, entonces, ¿qué nos deja Bride Wars? Una comedia edulcorada, incapaz de superar a sus antecesoras y, lo peor de todo, desperdiciar 88 minutos de nuestra vida, con dos protagonistas, que hubieran podido dar mucho más de sí, en otro tipo de largometrajes. Lo siento, por Anne, porque, de pasar de Rachel Getting Married a esto... Hay una diferencia enorme.

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