Ha llegado otro año. Confieso no recordar que el 2008 haya sido una experiencia placentera; más bien, fue un compendio de acontecimientos agridulce. Otro año sin pareja, pero rodeado de excelentes amigos. Personas que te asimilan y te comprenden, como dirían los chicos fresas por doquier. También el año acaecido ha traído ciertas circunstancias especiales a mi vida. Pronto llegaré a caer en una encrucijada tremenda, pues tendré que revelar un secreto que he guardado por tanto tiempo.
Pero eso no importa. Mientras goce del cariño de la gente que tanto aprecio, las consecuencias de la fachada individual quedan en total descrédito. Aparte, como cualquier mortal, me he trazado propósitos. Besarme con alguien, aunque no me guste, bajar las cinco libras que adquirí gratuitamente con el estrés universitario y conseguir pareja son algunos de ellos. Solo espero no desfallecer en el intento –como en otros años. ¡Ah, sí, se me olvidaba! Comenzar a confesarme en un blog. Un diario virtual donde mis queridos lectores vean como hago mis confesiones... ¡AL DESNUDO!
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